Agencias/El Nacional
Una panadería en Ratchaburi, al oeste de Bangkok, se encuentra en la mira de todos, ya que en sus aparadores se pueden apreciar extremidades y cabezas en aparente estado de descomposición.
Estos restos humanos, han sido creados bajo una única receta: agua y harina. Kittiwat Unarrom, artista tailandés decidió romper moldes con su arte, al esculpir tan excéntricos manjares.
Graduado de la Universidad de Chulalongkorn, en Bella Artes, el artista señala, “Pretendía buscar nuevas técnicas y materiales, nuevos conceptos fuera de lo tradicional donde aplicar mis conocimientos y habilidades”.
El realismo de sus obras es tal que visitantes salen despavoridos al entrar en su tienda, a la que acuden cada semana decenas de curiosos, tanto extranjeros como locales.
Para emular la sangre, dientes, ojos y algún colgajo, el artista tailandés añade ingredientes tales como chocolate con tinta de diferentes colores, uvas pasas, maníes o anacardos.
La idea de este artista-panadero surgió en 2006, cuando su padre le heredo la panadería familiar.
Las esculturas comestibles de Kittiwat han sido expuestas en varios museos de Bangkok y ha recibido invitaciones de galerías en el extranjero.