Nancy Vázquez/El Nacional
Existen algunas posibles causas del hipo desde comer demasiado rápido, comer en exceso, abusar del alcohol, irritación del diafragma, alteraciones del estomago, estados de nerviosismo o excitación, cirugía abdominal, consumir alimentos picantes o muy condimentados, padecer cualquier enfermedad que trastorne los nervios y hasta un cambio súbito de temperatura.
El hipo puede ser extremadamente molesto comienza de una manera bastante innocua, cuando el músculo baja tus pulmones de repente se tensa y te fuerza a inspirar bruscamente.
Eso hace que las dos aperturas entre las cuerdas vocales se cierren repentinamente y de ahí sale el sonido del hipo.
El hipo en sí mismo no es peligroso, pero puede ser un efecto secundario de una medicación o el síntoma de una afección médica subyacente, como el asma.
Quizás no lo sabías, pero el hipo es más común de lo que se piensa.
A los bebés les da hipo, pero algunos de nosotros empezamos a tenerlo incluso antes de nacer.
No existen medidas específicas ni demostradas específicamente para frenar el hipo, y lo que para unas personas resulta efectivo, a otras no les ayuda en absoluto, pero algunas sugerencias que podrían probar son:
- Tomar un vaso de agua fría.
- Beber agua agachando el cuerpo hacia delante.
- Aguantar la respiración y espirar después lentamente, repitiendo varias veces el proceso.
- Tomar una cucharada de azúcar.
- Respirar repetidamente dentro de una bolsa de papel.
- Tomar una cucharadita de limón o un poco de vinagre.
- Que te den un susto cuando te encuentres desprevenido (aunque esto puede no ser recomendable para algunas personas, y no se debe hacer con niños).
- Medicamentos (solo se deben administrar en caso de hipo persistente y bajo prescripción médica).
Expertos explican que en el caso de los bebés que no hay remedios para detener el hipo y hay que esperar pacientemente a que se les pase de forma espontánea.