México es la segunda economía de Latinoamérica, decimoquinta mundial y miembro de la OCDE; asimismo, más de la mitad de su tejido productivo se da de manera informal, ya que la mayor parte de la economía del país se hace utilizando efectivo en lugar de tarjetas.

Según reportes seis de cada 10 trabajadores y pequeños empresarios que coincide casi exactamente con el 56% de la población que no tiene ni cuenta bancaria ni red financiera alguna y que se solapa también con el 43% de mexicanos hundidos en la pobreza.

Las monedas y los billetes siguen fluyendo, esto impide  el gran salto al bienestar y al teórico ciclo virtuoso tecnológico que promete desembocar en una economía sin dinero en efectivo, cortafuegos de la corrupción y las actividades del crimen organizado.

La baja bancarización, la falta de impulso legislativo y, en general, un ecosistema cultural y político con pocos incentivos fueron principales causas que se apuntaron durante el foro No Money organizado por EL PAÍS con el patrocinio de VISA y BBVA Bancomer en la sede de la entidad financiera de la capital mexicana. “La lucha contra el efectivo en México es también la lucha por la bancarización”, apuntó Hugo Nájera, director general de Desarrollo de Negocios de BBVA Bancomer, en una de las mesas, compartidas por expertos de la banca, empresas, abogados e instituciones públicas.

A las demandas del sector bancario mexicano para consolidar la implantación de las cuentas bancarias –Francia, Italia o Taiwan superan el 90% de tasa de bancarización– mediante su asociación obligatoria a una nómina o al pago de los gastos de una vivienda, se sumaron también las críticas al funcionamiento de la Administración.

“El efectivo debe ser un derecho de los ciudadanos, pero no hay ningún motivo para que las instituciones públicas continúan utilizándolo”, señaló Juan Pardinas, director general de Instituto Mexicano para la Competitividad.

En México, las nóminas de los funcionarios o los programas sociales continúan en muchos casos presentándose en metálico. “A más efectivo, más opacidad y más corrupción”.

Entre las recetas apuntadas, también se incidió en el plano tributario, tomando como ejemplo una reciente medida del Gobierno uruguayo: incentivos fiscales vía IVA para los usuarios que paguen a débito.

En la clasificación internacional, sobresalen países como Suecia donde apenas el 1% de los pagos se siguen haciendo con efectivo y hasta la compra de periódicos en la calle se puede hacer de manera digital.

Redacción/El Nacional