La noche del 2 de noviembre fue una fecha que los amantes del hip-hop en Monterrey marcarán en sus calendarios como un hito en la historia de la música en vivo. Nach, uno de los artistas más influyentes del género, se apoderó del escenario del Pabellón M y desató una tormenta de emociones que resonará por mucho tiempo.
La ansiedad en el Pabellón M era palpable cuando el reloj marcó las 9:08 p.m. La emoción aumentó cuando un video se proyectó en las pantallas del escenario, dedicado a Monterrey y mencionando lugares emblemáticos como el Parque Fundidora y el Cerro de la Silla. El video creó una conexión especial con la audiencia, que aplaudió con entusiasmo al ver su ciudad representada.
Cuando el video llegó a su fin, Nach salió al escenario simulando abrir un telón proyectado en la pantalla principal del escenario y comenzó su actuación con “De Pie”. Los fanáticos rugieron de emoción mientras Nach entregaba sus rimas inconfundibles.
Nach no solo compartió su música, sino también su historia y su aprecio por Monterrey. Invitó a la audiencia a unirse a él en cada canción, diciendo: “Hagamos este estribillo juntos”.
La noche tomó un giro especial cuando Nach trajo al escenario una mesa y una silla, representando el lugar donde comenzó a componer canciones de hip-hop. Mientras se sentaba en su “estudio”, entonó “Mi Primer Amor”, un tema dedicado a su amor por este género musical. La audiencia fue testigo de la intimidad de su proceso creativo y se sumergió aún más en su mundo musical.
Nach también compartió una anécdota divertida con la audiencia. Contó cómo un día, en un restaurante, un mesero lo confundió con un doble de sí mismo y le pidió una foto. Nach respondió irónicamente: “¿En serio, me parezco a Nach? ¿Soy el doble de Nach?”. El mesero insistió y le pidió una foto para mostrársela a sus amigos, a lo que Nach contestó con una sonrisa: “Tómatela y mándasela a tus amigos”. Remató de manera sarcástica dirigiéndose al público “Tus amigos pensarán que eres pendejo” La audiencia rió con la anécdota y Nach demostró su cercanía con sus seguidores.
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La música de Nach se fusionó con la historia y el espíritu de Monterrey en una noche inolvidable que celebra la pasión por el hip-hop y la conexión entre el artista y su público.
