Redacción/El Nacional

Un restaurante-bar-escuela, conocido como Coco Bongo en Juchitlán, Oaxaca se convirtió por las mañanas en una escuela luego de que los terremotos de septiembre destruyeran escuelas y dejaran a miles de infantes sin clases.

El bar comenzó con 18 alumnos y ahora alberga a 35 niños y niñas de entre 5 y 12 años de edad quienes toman clases en el patio del negocio.

La que se hizo llamar como “escuela multigrado” comenzó a funcionar un mes después del terremoto de magnitud 8.2 que sacudió el Itsmo de Tehuantepec.

El propietario del negocio, Carlos Antonio López admite que la idea inicial fue de su esposa, Nelmi Trejo, quien se encontraba preocupada por sus hijos que solo veían televisión, jugaban y tenían mucho tiempo dedicado al ocio.

Los estudiantes se sientan según van llegando. Son de distintas edades y grados escolares que llegan de escuelas públicas y privadas.