Corea del Sur canceló cientos de vuelos en tanto el gobierno norcoreano expresó preocupación por la posible pérdida de vidas y cosechas en momentos que los dos países aguardan el arribo próximo de un tifón que se pronostica será uno de los más fuertes del año.

El tifón Bavi, con vientos máximos de 155 kilómetros por hora, azotó los balnearios de la isla surcoreana de Jeju, donde inundó caminos, derribó árboles, arrancó carteles y postes de la luz al pasar frente a la costa occidental.

El servicio meteorológico surcoreano dijo que el tifón empezará a afectar el territorio continental durante la noche y tocará tierra en Corea del Norte el jueves por la madrugada. Advirtió que sus fuertes vientos y lluvias intensas pueden causar daños graves.

Más de 480 vuelos de y a Jeju y la ciudad de Busan en el sur del país fueron cancelados el miércoles.

Las autoridades cerraron parques públicos y puentes y desplazaron cientos de botes de pesca y otras embarcaciones, dijo el Ministerio del Interior.

En Seúl y otras ciudades se desmantelaron al menos 75 instalaciones precarias para pruebas de coronavirus por temor a que no soporten los vientos.

La Agencia Noticiosa Central oficial norcoreana (KCNA por sus siglas en inglés) informó que durante una reunión del partido gobernante, el líder Kim Jong Un ordenó efectuar preparativos para reducir al mínimo las víctimas y daños del tifón.

La tormenta llega después de semanas de lluvias torrenciales que causaron inundaciones y graves daños a viviendas y cosechas en todo el país, cuya economía está sufriendo la devastación causada por los cierres de fronteras debido a la pandemia y las sanciones impuestas por Estados Unidos al programa nuclear.

KCNA informó que se emitió una alerta por tifón en casi todo el país, donde se aplicaron medidas de protección a botes de pesca, edificios, granjas y ferrocarriles.