niña

Redacción/El Nacional

Justo en el instante en que la pequeña Matheryn falleció, los médicos depositaron su diminuto cuerpo en una cama de hielo. Era el modo de asegurar que todos sus tejidos podrían ser perfectamente conservados.

Esta niña tailandesa de dos años murió el pasado enero a consecuencia de un tumor cerebral que se desarrolló cuando aún era un embrión. Hoy Matheryn se ha convertido en el ser humano más joven en ser criogenizado.

Sus padres, ambos médicos, tomaron la decisión después de que su hija fuera sometida a 12 operaciones de cirugía y más de 20 tratamientos de quimioterapia y radiación, y después de que entrara en estado de coma.

Su intención es clara: Matheryn esperará en una cámara fría hasta que la ciencia encuentre una cura para su cáncer. Entonces podrá ser resucitada.

El cuerpo y el cerebro de la niña han sido separados y descansan en nitrógeno líquido (-196 grados) en Arizona, sede central de Alcor.

A día de hoy, ningún ser humano ha resucitado después de la congelación.

De momento, sabemos que lo de resucitar sigue siendo imposible, pero cada vez es más probable.