El narcotráfico ha encontrado nuevas maneras de contrabandear drogas, principalmente cocaína, desde el sur de América a través de submarinos de fabricación casera que son rentados al mejor postor como si se trataran de simples taxis de aplicación.
En Colombia, autoridades de ese país desmantelaron apenas el mes pasado a una organización dedicada a la fabricación de submarinos eléctricos de manera rudimentaria, que luego rentaban a los cárteles mexicanos para llevar la droga a través de la ruta de Centroamérica y México.
“Esta subcontratación supone la reducción de costos para los traficantes de droga, quienes no tienen que concentrarse de toda la logística para el envío de cocaína, sino sólo coordinar con eslabones más pequeños”, sostiene la fundación InSight Crime en un análisis al respecto.
En aquella ocasión, una operación conjunta entre las fuerzas federales colombianas y la Administración para el Control de Drogas, (DEA, por sus siglas en inglés) permitió la captura de once presuntos integrantes de una organización que ponía al servicio de los cárteles estas naves.
De acuerdo con lo informado por la fiscalía de Colombia, los submarinos fueron construidos en la ciudad de Cali, donde entre los detenidos a principios de noviembre estuvo un cabecilla de la organización, conocido como Pinzón.