Durante una entrevista realizada este martes en el hospital Del Sol, Lizarde explico los acontecimientos ocurridos ese día: “Nos escuchó cuando le dije a mi sobrino `vente´, se nos acercó, mató a mi sobrino y yo me salvé. Fue Dios el que me salvó”, dijo.
Comento que el ataque duró entre 15 y 20 minutos, aunque sintió que paso mucho tiempo que no terminaría. Cuando se percató de lo que ocurría en la tienda llamó a su sobrino, él no sabía qué sucedía y fue cuando el atacante escuchó su voz y se les acercó.
Lizarde será sometido hoy a una cuarta cirugía ya que tiene riesgo de infección en la pierna; se espera descartar la posibilidad de amputar el miembro debido al daño ocasionado por los proyectiles, según explicó el médico militar Justin Orr.
Orr, quien está a cargo de la atención a los cinco pacientes que llegaron el día del atentado al hospital, ubicado a 20 kilómetros del sitio del ataque, informo que Lizarde lleva un aparato que le permitirá mantener los huesos en su lugar, “pero deberá llevarlo entre cuatro y seis meses para mantener la pierna estabilizada”.
El médico militar con diez años de experiencia comparó la experiencia de atender de manera directa a tres de los sobrevivientes y de manera indirecta a los otros dos con el ambiente que se vive en la guerra, “se trata de ayudar a la gente en esta terrible tragedia”, dijo.
En la rueda de prensa ofrecida este martes se encontraban presentes el doctor Stephen Farrell, el médico militar Justin Orr, y el director del hospital, David Shimp.
Orr agregó que “fueron inimaginables las condiciones que se vivieron ese día, afortunadamente algunos pacientes tuvieron muy buena suerte de que las heridas no fueron tan graves, pero algunas otras no eran tan visibles”.