La noche del 15 de septiembre de 1810 Miguel Hidalgo y Costilla retumbó una de las campanas de la torre oriente de la Parroquia de Dolores, en Guanajuato para convocar al pueblo a alzarse en armas en contra de la Nuevo España.

Fue durante la madrugada del 16 de septiembre cuando Hidalgo junto a los patriotas, Ignacio Allende y Juan Aldama, lanzó su grito de guerra contra la Nueva España, chispa que desató el gran incendio contra los colonialistas.

Los historiadores no han podido determinar muchos aspectos de aquel acontecimiento, incluidos los viva pronunciados en la arenga del Grito de Dolores, pero se sabe que se invocó a la madre santísima de Guadalupe, al rey Fernando VII, a América y pidió el fin del mal gobierno con la respuesta de la gente: ‘mueran los gachupines’.

Después de años de lucha, lograda la independencia, otro cura, José María Morelos, colaborador de Hidalgo, logró que la Constitución reconociera como fecha patria el 16 de septiembre y en 1825 comenzó a darse cada año el Grito de Dolores.

Cada presidente de turno da una interpretación particular a la ceremonia, aunque en sentido general los vivas que se ofrecen desde el balcón central del Palacio Nacional en el Zócalo capitalino, previo toque de la campana, buscan enfatizar la obra y aspiraciones del mandatario o el partido en el poder.

La independencia de México fue la consecuencia de un largo proceso político y social armado que puso fin al dominio español tras el Grito de Dolores por Miguel Hidalgo y Costilla el 16 de septiembre de 1810, lo cual se imbrica con la revolución agraria 100 años después.

Fueron necesarios 11 años de lucha desde aquella noche en la parroquia, pero el 27 de septiembre de 1821 con la entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México, quedó plasmada la independencia gracias a sus grandes héroes y mártires desde Hidalgo, Allende, Aldama y muchos más, hasta José María Morelos y Pavón, Ignacio López Rayón y Vicente Guerrero, quienes regaron con su sangre la semilla que germinó posteriormente en hombres de otra generación como Emiliano Zapata, Francisco Villa y muchos más caudillos de la gran patria.

Redacción/ El Nacional