El olfato de estos insectos es sensible a la química corporal de los humanos, y se sienten particularmente atraídos por las feromonas y estrógenos, por lo que las mujeres son la fuente de alimento que más pueden detectar.
Además, los dípteros son receptores al ácido fólico (sustancia esencial durante el embarazo), el cual es comúnmente ingerido como suplemento nutricional.
Sin embargo, los mosquitos también buscan dióxido de carbono (indicador de la respiración), además de que prefieren a las personas con altas concentraciones de colesterol y esteroides en la superficie de su piel.
También podría influir el mayor volumen sanguíneo y el aumento de temperatura corporal para que las embarazadas estén más expuestas a las picaduras, así como el hecho de que al sudar más se emite más ácido láctico, una sustancia atractiva para los mosquitos que son capaces de detectar a más de 30 metros.
Un estudio publicado en la revista “The Lancet” en el año 2000 demostró que las mujeres embarazadas atraen el doble de mosquitos que las que no lo están. Los autores de este estudio lo atribuían a que las gestantes exhalan más dióxido de carbono y registran temperaturas corporales más altas, con lo que los mosquitos las detectan con más facilidad.