Redacción/El Nacional
Muchas veces hemos experimentado lo que comúnmente se conoce como piel de gallina. Se trata del reflejo pilomotor, una respuesta que los humanos hacían en la antigüedad para erizar los pelos del cuerpo y protegerse del frío y de otros peligros como animales.
Se trataba de hecho de un aumento de tamaño. Por supuesto, esa función hoy es obsoleta. Como ya no tenemos tanto pelo en el cuerpo, nuestra piel sigue teniendo la misma respuesta.