La condición se llama Misofonia y consiste en una sensibilidad selectiva al sonido que provoca un sentimiento de desagrado muy grande para quien la padece. Puede ocurrir con cualquier sonido, pero es más frecuente con los sonidos cotidianos.
Ya sea el sonido de alguien masticando papas fritas, cereales, el sonido de un click, la respiración ajena, el chasquido de los dedos, prácticamente cualquier cosa puede desencadenar esta rabia interna ante los ruidos insoportables.
Si sufres misofonia, intenta contarle a los demás lo que te ocurre, quizás te entiendan y no sean tan duros contigo cuando te levantes de la mesa sin ninguna razón aparente o le pidas a alguien si por favor puede masticar su comida más despacio.