06-07-2016dino

Jesús Ledezma/Nacional

Un grupo internacional de investigadores, incluyendo a Kate Acheson, de la Universidad de Southampton en el Reino Unido, ha documentado un tipo de tumor facial no canceroso, que hoy se da en seres humanos, mamíferos y algunos reptiles, pero que nunca antes se había detectado en animales fósiles.

El hadrosaurio, cuya antigüedad se estima en aproximadamente 67-69 millones de años, fue descubierto en el “Valle de los Dinosaurios”, una zona declarada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, y situada en Transilvania, Rumania occidental.

Cuando el fósil se descubrió hace más de una década, resultó obvio que denotaba una deformidad, pero la causa de la misma no ha estado clara hasta ahora, según explico en su momento Zoltán Csiki-Sava, de la Universidad de Bucarest en Rumania, que dirigió la expedición de campo en la cual se descubrió el fósil.

Los análisis sugieren que el dinosaurio sufrió una afección conocida como “ameloblastoma”, un crecimiento excesivo de tipo tumoral, aunque benigno (no canceroso), hoy en día se dan casos de ameloblastoma en mandíbulas de seres humanos y otros mamíferos, e incluso de algunos reptiles.