La noticia del retiro de las canchas del astro brasileño, Ronaldinho, ha causado conmoción en todo el mundo. Un jugador único en su clase, con su gambeteo, sus dribles y su forma exquisita de maniobrar la redonda en su pies, hacían de este futbolista especial al deleite de los ojos del espectador.
Pese a sus cualidades extraordinarios desde niño, y ya en el futbol profesional, ‘Dinho’ cuenta con un récord que difícilmente puedan emular, dejando atrás a figuras del balompié mundial como su compatriota el ‘Rey’ Pelé y el siempre polémico y respetado, Diego Armando Maradona.
El crack de Brasil, levantó en su carrera la Copa del Mundo en el 2002, la Champions League, la Copa Libertadores y el Balón de Oro. Algo que ningún jugador en la historia ha igualado.
La Copa del Mundo logró levantarla en el año del 2002, en la edición de Corea-Japón, ganándole a los siempre favoritos, la selección de Alemania.
Ya consagrado en el viejo continente jugado para Barcelona, ‘Dinho’ se hizo de la presea más importante para un futbolista, el anhelado Balón de Oro, el cual se le fue otorgado en el año del 2005 por la revista francesa France Football.
Un año más tarde con los ‘culés’, logró una hazaña al levantar su segunda copa de Europa teniendo como estandarte al brasileño, quien en ese año, el 2006, deleitó a todos por su magnífica forma de jugar, derrotando por marcador de 2-1 al entonces complicado, Arsenal de Londres.
Tuvieron que pasar siete años para que el brasileño pudiera triunfar de manera categórica, ahora en sus tierras; siendo la Copa Libertadores el título que logró en el 2013 con el Atlético Mineiro, catapultándolo a la cima mundial al ser el único en conseguir estas hazañas.
Además de estas distinciones, se encuentran otras como: el campeonato de la Copa América en Paraguay 1999, la Copa Confederaciones en Alemania 2005, las ligas españolas y Supercopas con el Barcelona en los años 2005 y 2006; además del título de campeón en Italia en el 2011 con el Milán.
Este martes ha dicho adiós un futbolista enorme, alguien que salió entre aplausos de escenarios como el Santiago Bernabéu, cuando hizo lo que quiso con la defensiva merenguen un Superclásico Español.
O del mismísimo Estadio Azteca, derrochando magia en los pocos minutos que disputó en el duelo de su entonces equipo, Querétaro, en contra del América.
Ronaldinho, el futbolista querido y jamás igualado.