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Redacción/ El Nacional

El ascenso que Ricky Martin ha tenido en sus tres décadas de carrera ha sido meteórico; con altibajos, reveses y más de una caída, las cuales, dijo, han sido necesarias para ser quien hoy es.
Su clave para no desistir ha sido una disciplina rígida, casi militar, que ha empezado a inculcarle a sus hijos, se dediquen o no al mundo del espectáculo.
“Soy una persona que siempre quiso dedicarse a esto, llevo en esta carrera desde los 11 años y creo que aquí sigo por la educación que mis padres me dieron y en la que lo más importante siempre fue la disciplina”, explicó a EL UNIVERSAL.
Si bien conoció el éxito y la fama desde pequeño, al boricua jamás le permitieron sentirse superior a los demás, algo que le ayudó cuando salió del grupo que le dio fama y tras lo cual tuvo que volver a tocar puertas y hacer la transición de ídolo adolescente a astro mundial.
Predicar con el ejemplo, indicó, es la mejor forma de enseñar.
“Estoy en un momento en el que no tengo nada que demostrarle a nadie, amo mi carrera, pero también mi vida y predico con el ejemplo, nunca evado mis problemas con trabajo, me gusta lo que hago y eso se los transmito”.