Ayer, la Arquidiócesis de Los Ángeles reveló una actualización del Informe al Pueblo de Dios desde 2008, en donde se incluyen los nombres de 54 sacerdotes que han sido acusados de abuso sexual contra menores de edad.
Tras un décadas, por primera vez se registró dicha acción durante una conferencia de prensa en la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles.
El arzobispo José H. Gómez declaró que la iglesia les debe transparencia a todos aquellos que fueron víctimas de violaciones. por parte de curas y clérigos en Los Ángeles, California.
“Le debemos a las víctimas-sobrevivientes ser completamente transparentes al enumerar los nombres de aquellos que comenten este abuso”, dijo Gómez.
“Los sacerdotes y otros clérigos que han cometidos abusos deben responder a Dios por sus pecados, deben ser responsabilizados por la aplicación de la ley por cualquier delito, y deben ser eliminados y nunca más se les debe confiar el ministerio en la Iglesia”, señaló.
De acuerdo con medios internacionales, la lista amplía la relación de sacerdotes presuntamente depredadores por un caso legal histórico concluido desde hace 11 años.
Notimex establece que en julio de2007, la diócesis se comprometió a pagar “660 millones para resolver reclamos de abuso sexual perpetrados por más de 220 sacerdotes, maestros y otros empleados de la iglesia”.
Asimismo, en el reporte que se dio a conocer ante otros miembros de la Junta de Supervisión de Mala Conducta, se mencionan los nombres de los sacerdotes Juan Cano y José Cuevas, quienes fueron acusados con pruebas creíbles. Los dos curas fueron alejados permanentemente de sus ministerios y hoy afrontan un proceso para ser expulsados del sacerdocio.
Por otra parte, la lista también incluye al argentiNo Roberto Barco, un sacerdote que se vio involucrado con las acusaciones de un menor, de quien supuestamente abusó en 2010.
Cabe resaltar que fue en 2004 la primera vez en que se entregó el Informe al Pueblo de Dios, en su primer esfuerzo de la Arquidiócesis de Los Ángeles por dar voz a las víctimas.
Notimex también enfatiza en que durante casi dos décadas, la Arquidiócesis se ha mostrado agobiada por las acusaciones de que líderes de la Iglesia Católica habían manejado mal los casos de maltrato de sacerdotes, y que en algunas ocasiones trasladaron a los sospechosos a otras parroquias en lugar de castigarlos y dar parte a las autoridades.