Luego de informarse que al menos 57 presos murieron en una cárcel de la ciudad de Altamira, en el estado de Pará, al norte de Brasil, comenzaron a circular videos sobre los disturbios que se suscitaron días pasados.
Dieciséis de los fallecidos en las primeras cinco horas fueron decapitados y el resto murieron asfixiados por el humo.
Los reclusos patearon las cabezas cortadas, grabaron las imágenes y las difundieron por WhatsApp.
Autoridades detallaron que dos funcionarios de prisiones fueron rehenes.
El siniestro se ha convertido en la peor matanza penitenciaria del año en Brasil, donde la prisiones son escenario frecuente de disturbios y muertos.
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Redacción/El Nacional