Este miércoles, el presidente estadounidense, Donald Trump, prevé reconocer a Jerusalén como la capital de Israel, y trasladará allí su embajada, aunque no de forma inmediata.
El gesto anterior se ha convertido en un desafío para la historia del país americano y para el mundo musulmán.
Pese a las advertencias tanto de sus aliados occidentales como árabes, Trump ofrecerá desde la Casa Blanca un discurso en el que pedirá al Departamento de Estado que comience a buscar el lugar para emplazar la embajada en Jerusalén en el marco de lo que se espera que sea un proceso de traslado desde Tel Aviv que llevará años.
Para la Casa Blanca la decisión del magnate es simplemente la “reafirmación de una realidad”, tanto histórica como actual. Donald Trump no ha cambiado de opinión desde su campaña electoral, cuando prometió el traslado de la sede diplomática a Jerusalén.
Sin embargo, luego de que Trump reuniera a cinco lideres árabes (el presidente palestino, Mahmud Abbas, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, el rey Abdalá II de Jordania y el rey Salman de Arabia Saudí) para anunciarles su decisión, estos trataron de disuadirlo, pero no tuvieron éxito.
“Una decision asi destruiría el proceso de paz y arrastrara a la región a mucha inestabilidad”, le advirtió el presidente palestino.
Cabe mencionar que Jerusalén es considerada territorio sagrado por judíos, cristianos y musulmanes.