Redacción / El Nacional
Kinky no se nace, ¡se hace! ¡Así es! Cualquier mujer o cualquier hombre pueden convertirse en una o un amante kinky. ¿Cómo? Bueno, hay que estar preparados para imaginar, fantasear y animarse al sexo atrevido, espontáneo, pícaro, explosivo y un poco salvaje.
Sexo en lugares públicos, sobre la mesada de la cocina o en el medio del mar son algunos ejemplos de los escenarios que podría elegir un amante kinky y que, sin duda, renuevan la pasión en la pareja y le suman risas y alegría.
En caso de que te encuentres un poco falta de imaginación, recuerda que la literatura y el cine eróticos pueden funcionar como poderosas fuentes de inspiración. Una mujer kinky siempre guardará en su mesita de noche unas esposas, una pluma o una venda de seda, mientras que el hombre kinky sentirá devoción por pronunciar palabritas de alto voltaje al oído de su pareja.
Y si ambos quieren convertirse en una pareja de amantes kinky, ¡entonces también podrán trabajar juntos! Pueden elaborar una lista con propuestas sexuales, ir de compras a un sexshop e incorporar algunos juguetitos durante el encuentro íntimo, regalarse unos masajitos eróticos y/o animarse a los juegos de rol, por ejemplo.
A continuación, repasamos punto por punto todas las cosas que necesitas tener en cuenta para convertirte en una amante kinky.
- La imaginación es la base de todo esto. Libérate de los prejuicios y atrévete a fantasear y crear imágenes eróticas en tu cabeza.
- ¿Qué es lo que te enciende? ¿Qué despierta tu deseo? Averigua que es lo que te motiva sexualmente e inclúyelo en el encuentro íntimo.
- Concede el permiso para jugar sin prejuicios. Puedes compartir con tu pareja una palabra clave osafewordpara indicar que ese es el límite.
- Debes estar dispuesta a probar cosas nuevas.
- Ten la confianza para decirle a tu pareja qué es lo que quieres y con qué te gustaría experimentar.
- Establezcan reglas de juego consensuadas. Es decir, que ninguno de los dos sienta que algo es una obligación o una imposición.
- ¡Ojo con las expectativas! Que las fantasías que tienen en sus cabezas sirvan como una fuente de inspiración para ir comenzando con pequeños retos. Recuerden que las fantasías pertenecen al plano de la fantasía y que es muy difícil llevarlas a la realidad tal cual se encuentran en nuestra imaginación.
- Durante el encuentro sexual, expresa qué te gusta y qué no, de manera respetuosa y abierta, dejando siempre abierta la posibilidad del “no”.
- ¿No tienes tiempo? ¡Pura excusa! En cualquier momento puedes tener un gesto travieso o kinky.