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Redacción/ El Nacional

La protesta “Silencio para hacer ruido”, hoy la música no se toca, literalmente ya que el 90% de las salas de conciertos de Madrid y la práctica totalidad de las de Cataluña y el País Vasco enmudecen esta tarde dentro de la campaña. Un día sin música  para exigir al Gobierno la bajada del IVA cultural del 21%. No habra actuaciones ni música en vivo y muchas salas directamente no abrirán.  Sólo se escuchará el silencio ensordecedor de una industria (formada por autores, músicos, promotores, salas, técnicos…) que asegura que no puede seguir soportado un impuesto que les está dejando al borde de la muerte.

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Desde que se lanzó la protesta se han sumado muchos cantantes famosos como Joan Manuel Serrat, que retrasó un día el concierto previsto en Madrid para el día 20 (aunque finalmente no se celebrara por motivos de salud , Coque Malla, David Bustamante, Leiva, El Arrebato, Joaquín Sabina, Alejandro Sanz o Elefantes, entre otros  muchos otros.

El IVA nos ha hecho mucho daño, hemos perdido los márgenes que teníamos para seguir invirtiendo en nuevos talentos y hemos dejado de ser competitivos respecto al resto de países de Europa, que es donde van las grandes giras internacionales porque la oferta es mucho mejor. Esto ha provocado el cierre de empresas y mucho paro. Salir adelante es prácticamente imposible”, afirma Pascual Egea, presidente de la Asociación de Promotores Musicales (APM). Egea garantiza que el sector, a pesar de las cifras de recuperación del año  que se deben, explica, a grandes conciertos con elevados precios como los de los Rolling Stones o One Direction, no puede seguir adelante porque no tienen posibilidad de reinvertir para apoyar a los músicos y arriesgar. “Los músicos emergentes no tienen donde tocar y, de este forma, la industria se está estancando porque se está matando su futuro”.

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¿Cómo sobreviven? “Con créditos y mi patrimonio personal… y pensando que deben venir tiempos mejores. Yo he tenido que vender mi casa. Ahora mismo el sector está en manos de los bancos. Todas las salas de Madrid dependemos de los bancos. Sería muy bonito que dependiéramos del Ministerio de Cultura, del Área de las Artes del Ayuntamiento o de la Consejería de Cultura de la Comunidad”, afirma. Un panorama desolador, pero también bonito, matiza, “porque he dicho que no arrojo la toalla”. “He aportado todo lo que tengo, lo mínimo sería que nos ayudaran un poquito”, afirma pidiendo créditos blandos, líneas de ayudas institucionales y políticas de fomento de la música en vivo coordinadas desde los municipios y las comunidades autónomas, además de bajando el IVA, claro.

“Este Día sin Música debería haber llegado antes, pero nos hemos fiado demasiado de las instituciones. Llega cuando estamos tan sumamente quemados que no nos queda que otra que patalear. Nos sentimos discriminados. Hacemos un trabajo cultural y no entendemos que la cultura tenga este IVA. Lo que en otros países sería reunirse con las Administraciones para colaborar, que haya ayudas y un programa de música en vivo en la ciudad, aquí no sólo no lo hay sino que encima tenemos un 21% de IVA. Al final, lo que nos queda es pedir que nos dejen trabajar tranquilos y que se dignifique nuestra labor y la de los músicos”, añade.

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Por eso, prosigue, ve fundamental una convocatoria como la de Un Día sin Música para que el Gobierno y los ciudadanos tomen conciencia de la importancia de la música en directo. “Se me va a hacer muy extraño. Yo no sé si ha ocurrido antes. No recuerdo ni un día sin música en Madrid y llevo aquí desde 1971”, rememora. Indio añade una preocupación más: “El problema hoy es la baja afluencia de público. El problema de mañana es que estamos frenando las vocaciones de nuevos músicos”, además de que se está fomentando un sector amateurizado que repercutirá en la calidad cultural del país.

“No pretendemos levantarnos en armas, sino que se den cuenta del destrozo que están haciendo a la música y a la cultura en general”, concluye Egea. Y que, en definitiva, como el ‘Anoche el Rock & Roll me salvó la vida’ que reza la camiseta de Indio, la música nos siga salvado cada noche.