En el último mes en varios países del mundo, incluido México, muchas personas están realizando compras de pánico de artículos de primera necesidad para hacer frente al COVID-19, pero también adquieren por montones paquetes de papel de baño, incluso llegando a los golpes por ganar la mayor cantidad de dicho producto.

La recomendación de los expertos al respecto es tener a la mano gel antibacterial, toallas desinfectantes y  lavarse las manos con frecuencia, pero nada dicen acerca de usar papel de baño, entonces ¿a qué se debe este fenómeno?

Un síndrome llamado FOMO explica parte de este comportamiento de masas.

El síndrome de FOMO (del inglés fear of missing out, o temor a perderse algo), es lo que se ve en muchas personas en crisis como en el caso del coronavirus, explicó la profesora Nitika Garg de la Universidad de Nueva Gales del Sur.

“Se piensa que si una persona está comprándolo (papel higiénico), si mi vecino lo está comprando, tiene que haber una razón y yo también tengo que involucrarme, dijo a la BBC.

Garg explica que en China, por ejemplo, había una mayor necesidad de abastecerse de tela blanca porque “se piensa que el papel higiénico se puede sustituir por pañuelos de papel y servilletas y hacer máscaras improvisadas”.

En cambio en otros países la compra de papel higiénico solo está impulsada por el miedo.

Cuando se trata del coronavirus, las personas no están seguras de cómo van a salir las cosas, o cuánto empeorará”, señala Garg.

“Quieren estar preparados porque es lo único que pueden hacer para tener cierta sensación de control“, añade.

Los expertos en psicología del consumidor dicen que el comportamiento es “obviamente irracional”, y un claro ejemplo de una mentalidad de rebaño impulsada por las redes sociales y la cobertura de noticias.

Cuando aparecen imágenes de estantes vacíos, la gente siente temor y necesidad de actuar, aunque no se sepa bien qué hacer.

“Si desaparecen 50 paquetes de rollos de papel higiénico de los estantes, realmente se nota porque ocupan mucho espacio“, señala la profesora Debra Grace, de la Universidad Griffith (Australia).

“Es mucho más notable que decir que desaparecen 50 latas de frijoles o desinfectante para manos”, señala.