Redacción/ El Nacional
La fama no es gratuita y a menudo los hijos de las celebridades son las víctimas colaterales del éxito de sus mayores. El hijo de Tom Hanks, oficialmente conocido como Chet Haze, es una de ellas. El pasado noviembre confesó por Instagram que llevaba enganchado a las drogas y al alcohol desde los 16 años (tiene 24).
Con aquella declaración pública trataba de hacer borrón y cuenta nueva con su pasado y comenzar una nueva vida a través de la puerta de la rehabilitación médica. Pero seis meses más tarde parece que sus adicciones siguen ahí. Según ha publicado el británico Daily Mirror la policía londinense le busca para interrogarle tras haber destrozado una habitación de hotel en una noche de juerga y violencia.
Según cuenta el rotativo británico, este joven, que se cambió el apellido de Hanks a Haze para darle densidad al personaje de músico de rap que trata de construirse desde hace unos años, pasó recientemente una noche en un hotel cercano al aeropuerto de Gatwick, en Londres. Antes había sido el invitado estrella en un club cercano donde se le vio consumir a espuertas champán y vodka en el área reservada. “Después se fue al hotel con un amigo suyo actor y con tres chicas. Se le vio vomitar en el parking y después subió con ellas a la habitación y empezó a hacer ruido” afirma una fuente sin identificar en el diario británico. “Al llegar a la habitación le pidió a las tres chicas que se metieran con él en la cama pero ellas no son así por lo que él comenzó a gritar. Después confundió un poco de maquillaje con cocaína y comenzó a preguntar ¿quién tiene la coca? Pero allí nadie consumía drogas. Después comenzó a chillar que no la compartiría con nadie”.