Una mujer asesino a su propio hijo de tan sólo tres años debido “al gran parecido” que el pequeño sostenía con su progenitor, por lo cual un juez la sentencio a pasar al menos 33 años en prisión.
La muerte del pequeño identificado como Joseph fue registrada en 2014, mismo año en que su padrastro fue detenido y sentenciado a al menos 30 años de presión al comprobarse que durante casi dos meses fue partícipe en las agresiones proporcionadas al menor.
Tres años después de la muerte del infante, la madre de Joseph de igual manera fue sentenciada a 33 años de cárcel, tras confesar ante la Corte que durante las últimas semanas de vida de su hijo, éste fue torturado, al ser golpeado en su cabeza contra un armario mientras le tapaba los ojos con cinta aislante.
Posteriormente la madre del ahora occiso explicó que en un principio declaro a las autoridades que el menor había tropezado con una cuerda atada a los perros de la familia.
Sin embargo, en diversas declaraciones, escuchadas por el Tribunal Supremo del estado de Nueva Gales del sur, durante el proceso, la asesina señaló que el niño “la había puesto al límite demasiadas veces” y por ello pensaba muchas veces en matarlo.
Asimismo, la acusada intento justificarse asegurando que amaba mucho a su hijo, pero también lo odiaba por el gran parecido que sostenía con su padre biológico, razón por la cual en reiteradas ocasiones no podía ni verlo.