Con “Párvulos: Hijos del Apocalipsis”, el director Isaac Ezban se aleja de los convencionalismos del cine de terror y ofrece una propuesta profundamente humana y emocional, que se mezcla de manera sutil con el horror apocalíptico.

La película promete sorprender a quienes esperaban una simple historia de zombies y caos. En lugar de eso, Ezban nos entrega una obra que explora la tensión constante entre la supervivencia y la unidad familiar en un mundo al borde del colapso.

La trama nos presenta a tres jóvenes hermanos que, aislados en una cabaña en medio de un bosque, viven bajo la constante amenaza de las Trompetas, unas criaturas despiadadas que acechan su refugio. Sin embargo, el verdadero monstruo se esconde en su propio hogar: un ser oscuro que habita en el sótano y pone en peligro su frágil estabilidad emocional y física. La pregunta central de la película es inquietante: ¿Estás con ellos o estás de sobra? Un dilema que va más allá de la lucha contra el monstruo, invitando al espectador a reflexionar sobre los vínculos familiares en circunstancias extremas.

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Lo que realmente destaca en “Párvulos” es su capacidad para combinar los elementos más típicos del género de terror con una profunda introspección sobre la familia y el sacrificio. Mientras que las tensiones y el miedo son palpables a lo largo de la película, la verdadera fuerza de la historia reside en la dinámica entre los hermanos, quienes deben enfrentarse no solo a los monstruos externos, sino a los conflictos internos que surgen cuando la supervivencia se vuelve una cuestión de vida o muerte.

Desde el punto de vista visual, “Párvulos” logra una atmósfera de claustrofobia efectiva, que se complementa con una fotografía que refleja la dualidad entre la belleza salvaje del bosque y el horror que acecha en cada rincón. La tensión se construye de manera sutil, sin recurrir a sobresaltos baratos, lo que mantiene al espectador en un constante estado de inquietud.

En cuanto a la actuación, los tres jóvenes actores que interpretan a los hermanos logran una química notable. El monstruo, aunque no necesariamente el centro de la trama es igualmente efectivo al generar el tipo de miedo visceral que el cine de terror necesita.

“Párvulos” no es solo una historia de terror; es una reflexión sobre los lazos que nos unen en tiempos de crisis.

Carey González/El Nacional