Cientos de calles vacías, comercios cerrados y algunas vías bloqueadas con barricadas hechas de escombro, árboles y basura se observan desde la madrugada de este jueves en Caracas, como parte de una huelga que arrancó a las 6 de la mañana y se extenderá hasta el viernes.
Con este paro cívico nacional, la oposición presiona una vez más al gobierno del presidente Nicolás Maduro y su iniciativa de reescribir la constitución de Venezuela.
La ausencia de transporte público, que se sumó al paro, obligo a decenas de personas a caminar varios kilómetros para llegar a algunas agencias bancarias, farmacias y hospitales que lograron abrir con muy escaso personal.
“Tuve que levantarme en la madrugada y caminar como tres horas para llegar a mi trabajo porque no hay nada de transporte”, relató Frangeli Fernández, una contadora de 24 años.
“Es urgente un cambio de gobierno porque lo que vivimos es patético. No se consigue comida ni nada, y lo poco que hay está muy caro”, agregó al reconocer que, aunque no estaba muy de acuerdo con la protesta apoyaba que se hiciera “algo muy radical aquí para terminar de salir de todo esto”.
Las mayores cámaras de empresas, industrias y comercios del país dieron libertad a sus trabajadores para unirse al paro e indicaron que no aplicarían sanciones a las personas que no acudan este jueves a sus sitios de trabajo. Cerca de 10 millones de personas laboran en el sector privado.
Por su parte, el ministro de Comunicación, Ernesto Villegas, instó a no acatar al llamado a paro, e indicó que, pese a las presiones de la oposición y amenazas de sanciones de parte del gobierno de Estados Unidos, el presidente Maduro seguirá adelante con la Asamblea Constituyente, cuyos miembros serán electos el 30 de julio.
Tras un simulacro de consulta que se realizó el 16 de julio en todo el país, en el que 7,5 millones de venezolanos rechazaron el proceso constituyente, la coalición de Mesa de Unidad Democrática, que integra una veintena de partidos, decidió escalar las protestas, que han mantenido por cuatro meses, y llamó a un paro cívico nacional de 24 horas.