El secretario de Justicia de Estados Unidos, William Barr, y otros funcionarios estadounidenses, británicos y australianos están presionando a Facebook para que les brinde a las autoridades una forma de leer los mensajes codificados enviados por los usuarios, lo que reaviva las tensiones entre las compañías tecnológicas y las agencias de seguridad.
La aplicación WhatsApp, propiedad de Facebook, cuenta con una codificación de usuario a usuario, lo que significa que ni siquiera Facebook puede leer los mensajes.
La compañía con sede en Menlo Park, California, planea extender esa protección a Messenger e Instagram Direct.
Pero en una carta abierta a su director Mark Zuckerberg, los funcionarios le pedirán a Facebook que se espere. The Associated Press obtuvo una copia de la misiva, con fecha de este viernes.
“Las compañías no deberían diseñar deliberadamente sus sistemas para imposibilitar cualquier forma de acceso al contenido, incluso si el acceso fuera para impedir o investigar los delitos más graves”, escribieron.
Si bien las agencias de seguridad desean contar con una manera de leer mensajes, similar a la intervención de conversaciones telefónicas, expertos en el área advierten que dar a la policía tal acceso implica que el envío de mensajes sería más inseguro para todos.
La carta representa una nueva ofensiva en el esfuerzo continuo del Departamento de Justicia para obligar a las compañías tecnológicas a permitir que las agencias de seguridad tengan acceso a dispositivos y aplicaciones codificados durante investigaciones.
El exdirector del FBI, James Comey, defendió la necesidad de que las agencias policiales hallen una forma de penetrar los dispositivos y las comunicaciones codificados. Encabezó un intento de obtener acceso a un iPhone perteneciente al perpetrador de un atentado terrorista en San Bernardino, California, en el que murieron 14 personas en 2015.
El FBI quería que Apple le permitiera inhabilitar las medidas de seguridad que impiden intentar adivinar la contraseña del teléfono.
Aunque el FBI quería hacerlo únicamente para este caso, el director general de Apple Tim Cook argumentó que la técnica podría usarse después en otros dispositivos y haría que los usuarios de iPhones fueran más vulnerables a espionaje y ciberataques.
El FBI desistió después que halló otra manera de entrar en el teléfono.