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Una auténtica polémica fue la que se suscitó en el encuentro entre Japón y Polonia, pues durante los últimos minutos pareció haber un pacto entre ambos equipos para ya no atacarse, dándole el pase a los nipones y la victoria (innecesaria) a los europeos.

Japón sufrió por un momento con el gol de Jan Bednarek, el cual los dejaba fuera de toda posibilidad de trascender en el Mundial de Rusia 2018, dependiendo solamente de un triunfo de Colombia sobre Senegal, quienes disputaba su debido partido al mismo tiempo en otra sede.

Este milagro llegó para Japón, quien se vio favorecido con el gol de Yerry Mina que los ponía nuevamente en el mapa directo a octavos, por lo que desde el minuto 78’ comenzó el maratón de pases.

La noticia del tanto cafetalero hizo que el partido tomara un extraño ritmo, Polonia estaba afuera del Mundial más allá de cualquier resultado y Japón accedía por haber recibido cuatro amarillas contra las seis de los senegaleses.

Los asiáticos tenían menos cantidad de amarillas que los senegaleses, por lo que si todo terminaba así, clasificarían a los octavos de final más allá de la derrota.

El equipo nipón manejó la pelota durante los minutos finales y la movió de lado a lado en la mitad de la cancha, sin sentir la más mínima presión del combinado europeo y dejando en claro que existía una especie de pacto de no agresión.

El árbitro de Zambia Janny Sikazwe adicionó tres minutos y un jugador polaco esperaba afuera para realizar un cambio. No había posibilidades de que se detuviera el juego, por lo que Grosicki se lanzó al suelo alegando una sospechosa lesión. Los asiáticos la tiraron afuera, el juez exigió que se siguiera pero finalmente pitó el cierre del choque.

Finalmente, el partido terminó 1-0 a favor de Polonia y los japoneses se clasificaron en la segunda colocación del Grupo H gracias al fair play.

Redacción/ El Nacional