niña

Reyna Briseño/El Nacional.

Crece la movilización internacional para defender a la niña de 10 años violada por su padrastro en Paraguay y embarazada de 24 semanas, pero de momento sin éxito.

El Gobierno de Paraguay no parece tener intenciones de ceder y el embarazo sigue su curso pese a que expertos tanto de la ONU como de Amnistía Internacional aseguran que la vida de la niña corre un serio peligro, única justificación para un aborto según las leyes paraguayas.

La presión de la ONU, que se ha recrudecido en estos días, es la única que parece inquietar al Gobierno paraguayo, aunque de momento no lo suficiente como para tomar ninguna decisión.

La madre, que llevó a su hija al hospital y reclamó el aborto para evitar su muerte, está en la cárcel acusada de haber permitido la violación, algo que también denuncian las organizaciones internacionales puesto que creen que está causando un trastorno aún mayor a la niña. El padrastro también ha sido encarcelado después de permanecer fugado durante unos días.

Aministía ha renovado su campaña de presión internacional con el hashtag #niñaenpeligro y la ONU también está haciendo muchos esfuerzos, según explica el relator especial para la tortura, Juan Méndez, que firmó con otros expertos de Naciones Unidas un texto durísimo en el que acusaba al Ejecutivo de graves violaciones de los derechos a la vida, a la salud y a la integridad física y mental de la niña. El Gobierno paraguayo ha contestado a la ONU rechazando las acusaciones.

El asunto ha generado una gran polémica también en Paraguay y esta semana el ministro de Salud, Antonio Barrios, viajó a Ginebra, sede de Naciones Unidas, para tratar de suavizar las críticas internacionales.

El miércoles se vio con responsables del Alto Comisionado para los Derechos Humanos y defendió la posición de Paraguay de invitar a los expertos de la ONU a visitar Paraguay para conocer el problema in situ.

El Ejecutivo paraguayo cree que tras la visita de Barrios a Ginebra ha logrado suavizar la posición de la ONU. Un portavoz del ministerio de Salud señala que el aborto está descartado porque las leyes paraguayas no lo permiten, pero asegura que la niña está siendo atendida por si hubiera cualquier complicación y tuvieran que provocar el parto para salvarle la vida. En la semana 21 pesaba solo 34 kilos, es una niña muy débil, aunque ahora con los tratamientos y cuidados ha subido ese peso. Varias familias paraguayas se han ofrecido para hacerse cargo de la niña y de su hijo, mientras la madre sigue encarcelada.

No podemos hablar de tortura porque no hay voluntad de torturar pero sí de trato cruel, inhumano y degradante, señala Méndez, el relator de la ONU. La ley no puede ser tan rígida. Es obligación del estado paraguayo encontrar una solución a esto. Las instituciones están obligadas a conciliar el derecho a la vida y salud de las personas.

Paraguay solo provocará el parto si considera que corre peligro la vida de la menor. ONU mujeres está reclamando en Paraguay una ley más flexible que permita el aborto en menores violadas y embarazadas, algo muy frecuente en este país, donde el año pasado hubo 683 niñas entre 9 y 14 años que dieron a luz, casi dos al día. El portavoz del ministerio de Salud asegura que el problema es que la denuncia llega muy tarde, cuando ya han pasado las 21 semanas. Lo cierto es que nunca se ha autorizado un aborto en niñas en este país.