Redacción/El Nacional

En la actualidad, es común pensar que toda mujer que experimente un deseo sexual fuerte, que tenga una alta frecuencia sexual o que hable libremente de la sexualidad es una ninfómana, sin embargo, esto es un error.

De acuerdo con el psicólogo y sexólogo Ezequiel López Peralta, es una forma de adicción sexual y existe tanto en hombres como en mujeres. Para el caso de las mujeres se les llama ninfómanas y para el de los hombres se habla de satiriasis o donjuanismo.

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Ninfomanía: El término viene de “ninfa” (divinidad femenina de la mitología y/o labios menores de la vulva) y de “manía” (manía en latín significa locura). Según el diccionario de la Real Academia Española, la ninfomanía es el “deseo violento e insaciable en la mujer de entregarse a la cópula”. Es un trastorno bastante raro. Mientras que el satiriasis proviene de sátiro.

López Peralta, explicó que lo que caracteriza a una ninfómana es la presencia de un impulso sexual descontrolado, o sea, la persona no tiene control sobre este impulso y necesita tener actividad sexual permanentemente ya sea que tenga un acto sexual propiamente dicho (aún con personas desconocidas), consuma pornografía, experimente la masturbación o la práctica de juegos eróticos. Además, generalmente nunca terminan satisfechas. Pueden tener 10, 12, 15 orgasmos y, sin embargo, sienten que necesitan más.

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“Una mujer puede tener mucho deseo sexual y controlarlo: elegir con quién lo hace, dónde lo hace, cuándo lo hace, escoger las situaciones más apropiadas. La ninfómana no puede tomar esas decisiones, simplemente tiene el impulso sexual y lo sigue, no lo puede manejar”, señala el experto.

Por su parte, la psicóloga y sexóloga Martha Mejía relato la historia de una mujer de 29 años que padece ninfomanía “Ella una profesional bonita, elegante y soltera, llegó a la consulta con ansiedad y preocupación, porque se sentía frustrada por no tener una pareja estable para casarse y tener hijos, por tener que mentir a su familia, en su trabajo, a los amigos y a su entorno para encubrir sus prácticas sexuales, las cuales ha llevado a cabo incluso exponiendo su integridad física, porque en aras de conseguir sexo no le importan las riesgosas consecuencias: adquirió infecciones de transmisión sexual, la han desvinculado de varios empleos por irresponsable y sus parejas la han tratado de enferma o de insaciable sexualmente”.

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Explico que dicha mujer vive en un infierno, “que la consume cada vez mas, pues solo desea ser una persona normal”.

“Ha pagado por sexo, ha sido rechazada por parejas que se niegan a sus faenas sexuales largas y extenuantes, en donde incluye juguetes, prácticas varias, palabras fuertes, objetos, lo que tenga a su paso para saciar su instinto. Con herramientas terapéuticas y medicamentos ha controlado la ansiedad y logrado resultados satisfactorios; pero esta paciente sigue en controles”, agregó.

Mientras que el sexólogo, Carlos Chiclana, señaló que las personas con ninfomanía no la pasan también como lo hacen ver muchas películas.

“En muchas películas se muestra esta problemática y se acepta como si fuera algo estupendo, pero se olvidan de mostrar el maltrato que han sufrido por parte de varios hombres, las agresiones padecidas en distintas relaciones, el aborto involuntario, los insultos verbales y morales, las rupturas sentimentales, las vejaciones a que han sido sometidas, las lágrimas, el aislamiento y el malestar que le ha generado su conducta promiscua”, detalla el experto.

Agrego que las personas que padecen esto, no tienen una felicidad en pareja normal pues terminan siendo infiel sin poderlo controlar debido a que no tienen criterio de selección.

Por último, los expertos aseguraron  que al igual que las adicciones al alcohol o drogas, la ninfomania no tiene cura pero se puede controlar para ello, la persona debe ser sometida a evaluaciones medicas (para ver si hay una causa de tipo cerebral, hormonal, neurológica, etc.); a evaluaciones psiquiátricas y psicológicas con el fin de que tenga mayor capacidad de control de sus impulsos sexuales.

Lo ideal es que cuente con un grupo interdisciplinario: médico, psicólogo, siquiatra y sexólogo, para que sepa cómo llevar un acto compulsivo a uno que la enriquezca, cómo desplazar la ansiedad y la culpa hacia conductas proactivas como el deporte, el arte, e incluso el disfrute tranquilo de la sexualidad.