Rodolfo “N” tiene 14 años, es autista y fue testigo del crimen que su padre cometió. Ante la mirada del menor, Érick Francisco “N” apuñaló a Ingrid, la desolló, para luego arrojar parte de sus órganos por el inodoro y el drenaje de la calle.
La del sábado por la noche no era la primera pelea entre el feminicida y la víctima. En el edificio de la colonia Vallejo, en donde él vivía, se sabía que el hombre de 46 años solía agredir con insultos y golpes a Ingrid Escamilla, de 25 años.
En 2019 ella interpuso una denuncia por violencia ante la entonces procuraduría capitalina. El trámite sólo quedó en el archivo, porque Ingrid no siguió con el proceso legal y decidió darle una segunda oportunidad a la relación de cinco años que tenía con su agresor.
Pero esa noche la violencia llegó al límite, debido a que la joven le reclamó a su esposo por pasarse toda la tarde tomando con sus amigos en la calle Tamagno.
Ayer por la tarde, una hermana de la víctima se presentó a reclamar el cuerpo ante la Fiscalía General de Justicia, donde manifestó que Ingrid sufría constantemente de violencia intrafamiliar.