Valeria Gonzalez / El Nacional
Murió, a los 63 años, Matti Makkonen. Este finlandés, de larga carrera en el área de las comunicaciones, pasó a la historia por una idea singular: el usar los por entonces incipientes teléfonos móviles para algo más que llamadas, y sumar la posibilidad de intercambiar mensajes de texto.
Fue en 1984, durante una conferencia sobre telecomunicaciones -y en una pizzería en Copenhague- cuando Makkonen (empleado de la empresa de correos y telecomunicaciones de su país) propuso el concepto de una red celular que además de la voz permitiera enviar mensajes cortos entre teléfonos.
Por entonces el celular no era un dispositivo popular: la primera llamada se hizo en 1973, pero las primeras redes comenzaron a funcionar en Japón en 1979 y en los países escandinavos en 1981. A la Argentina llegó en 1989.
Makkonen nunca patentó su idea: siempre insistió en el trabajo grupal que involucró el nacimiento el SMS, más tarde definido como un estándar ETSI (el instituto europeo de estandarización). Y nunca buscó publicidad: su nombre se perdió en la historia hasta que en 2003 lo rescató, en su país, el diario Helsingin Sanomat .
El límite de los 160 caracteres fue definido en 1985 por el alemán Friedhelm Hillebrand, director del comité de servicios sin voz del grupo que desarrolló el estándar GSM (por entonces pensado sólo para Europa), trabajando con el francés Bernard Ghillebaert; Hillebrand probó con frases escritas en una máquina de escribir para encontrar una extensión que consideró suficiente.
Makkonen dirigió más tarde la división de servicios móviles de Telecom Finland (hoy TeliaSonera) durante los 90s, cuando comenzaron a enviarse los mensajes.
Así, el primer SMS llegó mucho después de su idea original: lo envió Neil Papworth en la Navidad de 1992, dando inicio a un servicio que cambió el concepto del teléfono celular y que hoy cede terreno a los mensajeros instantáneos móviles, sus hijos directos.