Redacción/El Nacional
Andar en bicicleta es una de las actividades físicas más saludables que existen. Sus ventajas son considerables: no es agresiva para nuestro físico, se puede hacer al aire libre y bajo techo, puede practicarse en grupo o solitario, y nos sirve como medio de transporte.
Sin embargo, parece que hay un aspecto en el que su aportación no es nada favorecedora: la vida sexual.
Durante años ha existido la creencia de que el asiento de la bicicleta además de incómodo podría causar problemas de esta índole.
Algunas de estas ideas han sido investigadas y se ha llegado a la conclusión de que sí existe ese riesgo.
Un estudio publicado en la revista científica “Journal of Sexual Medicine”, señaló que estos problemas son especialmente más frecuentes cuando el manillar está más bajo que el sillín.
Las molestias afectan a los dos sexos, aunque de diferente manera. Por un lado, hacia los hombres se observo que puede causar trastornos genitales y disfunción eréctil, principalmente por la presión que ejerce el sillín en la zona genital, debido a que comprime el área del perineo, afectando arterias y nervios que son necesarios para el funcionamiento sexual.
Los datos revelaron que los hombres que montan en bicicleta al menos cinco horas a la semana pueden presentar un número menor de espermatozoides y menores posibilidades de concebir.
En el caso de las mujeres se ha llegado a la conclusión de que existe un elevado riego de adormecimiento y pérdida de sensibilidad en el área genital.
En el estudio se puso comprobar que las mujeres que utilizaban bicicletas que tenían manubrios ubicados al nivel más bajo que el asiento tenían mayor presión en el perineo y una menor sensación en el suelo pélvico, entre el ano y la vagina.
Estos datos no indican que no debas de practicar este deporte, pero tampoco hay que ser extremistas. Los resultados indican que estas anomalías suelen mostrarse tras un prolongado ejercicio, algo más propio del profesional que del ciclismo aficionado.