El 22 de mayo marca el estreno de “Misión Imposible: La Sentencia Final”, la entrega final de una de las franquicias de acción y espionaje más importantes del cine contemporáneo.
Con una duración de 169 minutos, esta cinta no solo pone fin a las aventuras del intrépido Ethan Hunt, sino que también rinde homenaje a tres décadas de emociones, acrobacias imposibles y misiones al límite de lo humano.
Tom Cruise, en su icónico papel, vuelve a desafiar todo: desde curvas y gravedad hasta una inteligencia artificial que amenaza con dominar el mundo. La película se presenta como una montaña rusa de acción trepidante, que combina la nostalgia de los inicios con una mirada aguda hacia los dilemas tecnológicos del presente y del futuro.
El actor de 62 años de edad, una vez más, demuestra su compromiso con la autenticidad física y emocional del personaje. Sus acrobacias, muchas de ellas sin dobles, son una declaración de principios en una era donde los efectos visuales digitales lo dominan todo. Aquí, cada salto, persecución o explosión se siente real, visceral y cargada de tensión.
Más allá del espectáculo visual —potenciado aún más en pantallas IMAX—, la película ofrece una conclusión satisfactoria al viaje del agente Ethan Hunt. Lejos de cerrarse con una nota meramente épica, también hay espacio para la reflexión sobre el paso del tiempo, la lealtad, y los límites de la humanidad frente a un mundo cada vez más controlado por algoritmos.
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“Misión Imposible: La Sentencia Final” no es solo una carta de despedida a uno de los héroes de acción más icónicos del cine, sino también un cierre elegante y emocionante para una saga que, durante 30 años, ha elevado los estándares del cine de acción.
Una experiencia intensa, imperdible para los fans de siempre y también para quienes buscan una historia de alto impacto, con corazón y sentido del cierre. Adrenalina pura del primer al último minuto.
Carey González/El Nacional