Miles de militares estadounidenses se están negando a ser vacunados contra el coronavirus, causando frustración entre sus comandantes quienes tratan de refutar los rumores falsos en internet y de convencer a la tropa de los beneficios de inocularse.
En algunas unidades del ejército, apenas un tercio de los soldados han accedido a vacunarse. Aun así, los comandantes han descubierto que hay un factor que a veces convence a los reclutas a vacunarse: el despliegue a ultramar. Entre los marineros que zarparon la semana pasada para misiones en el exterior, el porcentaje de quienes aceptaron inocularse ascendió a una cifra entre 80% y 90%.
El subdirector de operaciones del Estado Mayor Conjunto, mayor general de la Fuerza Aérea Jeff Taliaferro, declaró el miércoles en el Congreso que “los datos muy preliminares” apuntan a que apenas dos tercios de los militares han accedido a ser vacunados.
Eso es más que la población en general, de la cual apenas un 50% ha accedido a vacunarse según un sondeo de la Fundación Kaiser, pero la gran cantidad de militares que se niegan a ser vacunados preocupa porque los soldados con frecuencia viven, trabajan y combaten en condiciones de proximidad física donde no es tan fácil ponerse cubrebocas.