El sacerdote Tomás Herrera, quien trabajó durante el gobierno de Guillermo Padrés y que ahora regresa a la iglesia confesó que es “travieso” y que siempre lleva un condón con él por si lo necesita además exhortó a las parejas casadas a tener “una canita al aire”.
Aseguró que pese a realizar actos que otras personas consideran incorrectos como la vida afectiva y el tema de las relaciones se considera una buena persona, un buen Padre, pero alguien “travieso”.
“Yo me siento muy libre, muy natural, muy tranquilo. No tengo vergüenza de verme con quien sea del genero que sea, yo apoyo tanto a personas gay como a políticos. En mi vida personal yo viajo mucho y si hay necesidad de echar una partida la hecho”
“Yo siempre llevó mi condón preparado aquí por si viene al caso, porque una canita al aire a nadie le viene mal y si te da estabilidad emocional (…) el condón es por si necesito usarlo”, detalló quien fuera director del Instituto de Capacitación del Nuevo Sonora.
Pese a que reveló llevar siempre consigo un condón, aseguró también tener una vida sexual casta pues hasta ahora no lo ha necesitado pero no descarta hacerlo.
Al ser cuestionado sí su cargo como líder de una parroquia y el celibato que se requiere no es un impedimento para una vida sexual, señaló que no pues en los matrimonios también está prohibida la infidelidad y aún así la cometen.
“Siendo Padre, claro que he tenido relaciones sexuales pero de manera muy adecuada, muy limpia. Para mí lo importante es el amor, el afecto, la calidad del ser, ya lo demás pues entra en el ámbito muy privado que yo no descartó nada (hombre o mujer)”, aclaró el miembro de la iglesia católica.
Tras señalar que la sexualidad es una maravilla, recomendó a las personas no descartar una experiencia por géneros, “no descartes nada, todo viene en base a tu realización, a tu estabilidad emocional”.
Así mismo, exhortó a las personas casadas que deseen ser infieles “para su bien estable”, que lo sean pues si no se hace con malicia no es relevante, sería “una cosa pasajera” que ayudaría a no perjudicar el matrimonio.
“Que yo haya tenido algún contacto sexual en mis 34 años de sacerdote así muy esporádico, que haya tenido uno, dos o tres no quiere decir que yo no esté enamorado de mi celibato y que no lo mantenga con calidad”, explicó.
