a young man sitting at the bar counter and checking the clarity of wine through a wine glass

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Redacción/El Nacional

La sección científica de la Australian Broadcastig Corporation (ABC), reveló que el ruido que usualmente acompaña a los ambientes donde se ha bebido alcohol no es un sonido fortuito, sino es producto de las alteraciones fisiológicas que producen las bebidas alcohólicas con efectos diferentes según el género.

El estudio señaló que tras unas cuantas copas, el nivel de sonido con que se escucha uno mismo disminuye, lo que hace que inadvertidamente se eleve el tono de voz a fin de compensar.

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Los especialistas señalaron que se ignora que parte del sistema auditivo es el que se ve afectado por el alcohol si el tímpano, los centros cerebrales que procesan los sonidos o un efecto directo de intoxicación.

Además aseguraron que la pérdida de audición es diferente en hombres y mujeres, siendo en estas donde el descenso es más agudo.

Aunque los estudios son aún escasos, se ha visto que la pérdida auditiva es mayor en personas con obesidad, de edad avanzada o bebedores consuetudinarios. En este grupo la pérdida tiende a ser permanente, en particular a las altas frecuencias.