El tribunal constitucional de Corea del Sur ordenó que se levantara la prohibición del aborto impuesta por un estatuto del año 1953. La junta de nueve jueces dictaminó que ese documento, destinado a proteger vidas y los valores tradicionales, “va en contra de la Constitución”.
La decisión de despenalizar la práctica de la interrupción del embarazo no fue unánime, pero sí mayoritaria, ya que recibió siete votos a favor y dos en contra.
“La prohibición de abortar limita los derechos de la mujer a seguir sus propios objetivos y viola su derecho a la salud al limitar su acceso a procedimientos seguros y adecuados”, sostuvo el tribunal.
El fallo alegó también que los “embriones dependen completamente del cuerpo materno para su supervivencia y desarrollo”, algo que no permite considerarlos “seres vivos aparte o independientes con su propio derecho a la vida”.
En la última ocasión previa a este fallo, en el 2012, los jueces constitucionales concluyeron que, si no se castigaba, la práctica del aborto “terminaría galopando desenfrenadamente”. En aquel entonces el tribunal revalidó por última vez la norma restrictiva, que solo admitía el aborto por indicación médica.
El miércoles de esta semana, un sondeo de opinión pública reveló que el 58 % de los surcoreanos están a favor de abolir la ley.
Una de las partidarias del cambio, de nombre Lim, que durante más de 25 años mantuvo en secreto su experiencia de aborto, cree que el fallo permitirá a las mujeres tomar sus propias decisiones sobre su futuro sin miedo a ser avergonzadas. Otra, Kang Min-jin, afirmó que “el trabajo duro comienza ahora”, porque las mujeres aún deben conseguir que el procedimiento lo cubra el seguro nacional sanitario.
Entre los partidarios de mantener la vieja ley figura la Conferencia de Obispos Católicos de Corea, a pesar de que el catolicismo no es la religión más tradicional de la península. Sus miembros manifestaron “un profundo pesar” por el fallo e insistieron en que “niega los derechos a la vida” de los embriones.