Dirigida por Jon Gunn y basada en el libro autobiográfico de Scott Michael LeRette, “Invencible, un niño fuera de serie” nos introduce a la conmovedora historia de Austin LeRette, un joven con osteogénesis imperfecta y autismo, y la manera en que su presencia transforma la vida de su familia, especialmente la de su padre, Scott.
A través de una narrativa tierna y cargada de emociones, la película apunta a capturar la esencia de un espíritu inquebrantable frente a la adversidad. Sin embargo, aunque el título y la premisa sugieren que Austin es el foco central, la historia se inclina claramente hacia el viaje personal de Scott, lo que puede dejar con gusto a poco a quienes esperaban una mirada más profunda y centrada en el joven protagonista neurodiverso.
Zachary Levi ofrece una actuación sólida como Scott, un hombre dividido entre el amor incondicional por su hijo, los conflictos laborales y los fantasmas del pasado. Su evolución es el corazón de esta historia, acompañada de un tono de redención y fe que guía gran parte del relato. Por su parte, Jacob Laval brilla como Austin, con una actuación entrañable que mezcla carisma y autenticidad, aunque el guion lo relega a ser más un catalizador emocional que un personaje plenamente desarrollado.
La película se mueve entre el drama familiar y el cine de memorias, con momentos sinceros que tocarán fibras sensibles, especialmente entre padres y cuidadores. Aun así, algunos personajes como Logan, el hermano de Austin, o Teresa, la madre interpretada por Meghann Fahy, no logran salir de sus roles secundarios, lo que limita la dimensión del entorno familiar.
“Invencible, un niño fuera de serie” es una cinta con buenas intenciones, cargada de humanidad, que busca inspirar más que analizar. Puede no entregar lo que promete a primera vista, pero consigue emocionar gracias a su enfoque cálido, su base real y las actuaciones comprometidas de su elenco.