Redacción/ El Nacional.
Con la expansión de las redes sociales y los teléfonos inteligentes, científicos de todo el mundo apuntan a que la mayoría de las personas son incapaces de leer artículos profundos, pues se distraen y no terminan lo que estaban haciendo.
Científicos trabajan en la hipótesis de que la manera en que nos hemos acostumbrado a leer en Internet (superficialmente y saltando de una información a otra) ha cambiado no sólo nuestros hábitos de lectura, sino también nuestro cerebro.
Con la expansión de las redes sociales y los teléfonos inteligentes, científicos de todo el mundo apuntan a que la mayoría de las personas son incapaces de leer artículos profundos, pues se distraen y no terminan lo que estaban haciendo.
Maryanne Wolf, neurocientífica cognitiva de la Universidad estadounidense de Tufts, es un referente en la materia. “Temo que la lectura digital esté cortocircuitando nuestro cerebro hasta el punto de dificultar la lectura profunda, crítica y analítica”, explica.
“Nuestra mente es plástica y maleable y es un reflejo de nuestros actos. Las investigaciones nos dicen que ha disminuido mucho nuestra capacidad de concentración. Los jóvenes cambian su atención unas 20 veces a la hora, de un aparato a otro. Cuando se sientan a leer, tienden a reproducir esa lectura interrumpida y en zigzag. Tenemos que ser conscientes de que estamos en medio de un cambio muy profundo”.
En 2010, David Nicholas presentó con la University College de Londres un estudio que dio la vuelta al mundo y que puso el foco en lo que llamaron la generación Google y que concluyó que los nativos digitales, nacidos a partir de 1993 eran más incapaces de analizar información compleja y más propensos a leer a toda prisa y de forma más superficial.
Los expertos como Wolf, recomiendan un tiempo diario de desconexión, que no basta con tomar un libro, literalmente hay que alejar el móvil y los aparatos tecnológicos para no sucumbir a la tentación.