La Fiscalía de Corea del Sur ha abierto una investigación contra el presidente Yoon Suk Yeol bajo cargos de alta traición, tras su polémica decisión de declarar la ley marcial esta semana. Este acto generó una profunda crisis política en el país, que derivó en protestas masivas y una suspensión inmediata de la medida por parte del Parlamento.

Según el fiscal Park Se Hyun, la investigación responde a múltiples denuncias presentadas contra el mandatario, quien es acusado de abuso de poder. La controversia gira en torno a la imposición de la ley marcial, percibida por amplios sectores como un intento de reprimir la oposición y las manifestaciones ciudadanas, en lugar de proteger la seguridad nacional.

Yoon justificó la declaración de la ley marcial argumentando que era necesaria para enfrentar lo que describió como “amenazas comunistas” y acusó a la oposición de simpatizar con Corea del Norte. Sin embargo, la medida fue ampliamente criticada tanto dentro como fuera del gobierno, interpretándose como un ataque a la democracia surcoreana.

Aunque el Parlamento revocó la ley marcial de inmediato, su instauración ha generado una ola de descontento social. Protestas se extendieron por todo el país, con miles de ciudadanos exigiendo la renuncia del presidente. Yoon, por su parte, ha defendido su decisión, calificándola como un acto de “desesperación” y asegurando que no recurrirá nuevamente a medidas similares.

El líder del gobernante Partido del Poder Popular (PPP), Han Dong Hoon, se unió a las voces críticas, pidiendo públicamente la dimisión de Yoon. Según encuestas recientes, una mayoría significativa de los surcoreanos considera que el presidente ha perdido legitimidad para permanecer en el cargo.

Mientras tanto, la investigación de la Fiscalía podría marcar un punto de inflexión en el futuro político del mandatario. La acusación de alta traición es un delito grave, que podría tener consecuencias legales y políticas profundas, incluyendo la posibilidad de un juicio político o incluso su destitución.

El incidente resalta las tensiones políticas y sociales subyacentes en Corea del Sur, donde los enfrentamientos entre el gobierno y la oposición, así como la preocupación por la influencia de Corea del Norte, han aumentado en los últimos meses. La situación permanece en un estado de incertidumbre, con la sociedad surcoreana expectante sobre los próximos pasos de la justicia y el desenlace de esta crisis.

Redacción/El Nacional