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Nancy Vázquez/El Nacional

En teoría, Internet entrega a los usuarios niveles de seguridad y control mayores que si la infidelidad se gestara de forma presencial. “La sensación de protección en Internet tiene que ver con que tú llevas el control, los tiempos, los espacios y la forma de entregar información”, asegura la psicóloga. “Pero el problema de las redes es que la gente se atrapa, se envicia y va dejando rastros”, agrega.

La especie humana no es monógama por naturaleza, por lo que todos son susceptibles a ser infieles. Estos sitios trabajan esa parte de la naturaleza más primitiva, más de verdad del ser humano. Además argumentan que ser parte de la comunidad no implica un daño a nadie. La publicidad que hacen apunta a eso. Te dicen: ‘anda, atrévete, no hay nada malo, explica Patricia Collyer, psicóloga, periodista y autora del libro Amores Inconfesables.

Para Patricia Collyer el perfil es más amplio y agrega que más allá de cómo son los infieles online, es importante entender que la infidelidad es un tema que hombres y mujeres ven de manera diferente. Las mujeres están formadas menos disociadas. Se supone que si la mujer está con pareja y se involucra con otra, va a tomar decisiones. Los hombres están más disociados y el mensaje es que pueden ser infieles y no pasa nada. Pero esa diferencia se ha ido achicando, ya que las mujeres están más masculinas para su infidelidad, simplemente porque sí y porque se dio la ocasión.