Redacción/El Nacional

La mayoría de las familias del municipio indígena tzotzil en Chiapas, las ráfagas de armas de grueso calibre retumban en las montañas, resguardando en el monte a las personas para evitar ser masacrados por un grupo armado del municipio de San Pedro Chenalhó que busca adueñarse de sus tierras.

La región se encuentra ubicada en los Altos de Chiapas y tiene más de 20 mil habitantes, quienes sobrevivían del cultivo de café, maíz y frijol, antes de ser expulsados de sus tierras.

El 18 de octubre pasado, Samuel Luna Girón, junto con otras dos personas fueron asesinados con ocho balazos, mientras que sus compañeros lograron huir y alertar a la población. Otro habitante recordó como entre medio de disparos junto con el resto de los pobladores, huyeron hacia las montañas sólo con la ropa que llevaban puesta, mientras sus viviendas eran quemadas y saqueadas.

El chamán de la población trata de curar la fiebre, dolor de estómago y tos a los niños con mezclas a base de hiervas y agua. Un niño de apenas dos meses de nacido, es ahogado por su madre para no ser descubiertos por los hombres, a quienes ellos llaman paramilitares.

Una de las jóvenes, explicó que las madres tienen que tapar la boca de sus hijos que sufren de tos para que el ruido no delate su escondite.

Así es como el grupo armado aterroriza y hace actos provocando un inmenso temor ante las comunidades, ante la amenaza los pobladores regresan a la selva a pesar de las malas condiciones, pero es el único lugar donde pueden refugiarse.