Erika Williams/El nacional
Todos los días lo mismo. Nos levantamos a la misma hora, hacemos lo mismo, las cosas pasan siempre igual… Los hábitos y costumbres tienden a dominar nuestra vida. ¿Cómo hacer para evitar el aburrimiento y enriquecer nuestro cotidiano? Los consejos de una profesional.
La rutina es, por definición, aquella actividad o serie de actividades que realizamos con frecuencia y de manera invariable. Es el conjunto de costumbres o hábitos que realizamos casi sin darnos cuenta y de manera automática.
Aquellas actividades que se realizan y tienen un porcentaje importante de “obligación”, son las que rápidamente serán incluidas dentro de la rutina. Es cierto que hay deberes que tendremos que llevar adelante aunque no nos guste o no tengamos muchas ganas, pero también existen otras áreas de la vida en las que podríamos ser más creativos, generarnos oportunidades y espacios para hacer lo que nos produzca más placer.
En la cama cuando la rutina comienza a generar hastío y displacer es hora de que algo cambie. En la vida sexual de las parejas que conviven hace unos años, la rutina suele ser el fantasma que más se repite. Ya sea por prejuicios, mitos, miedos o por ocupar roles rígidos dentro de la pareja, la vida sexual suele ser el área principal en donde aparecen las quejas. A veces éstas no son expresadas verbalmente y aparecen representadas por alguna disfunción sexual como, por ejemplo, el deseo sexual inhibido, la dificultad para lograr una erección, la anorgasmia, etc. A pesar del velo de liberación sexual, la rutina sigue siendo “la piedra” con la que la mayoría tropieza.
Cuando la rutina comienza a generar hastío y displacer es hora de que algo cambie. En la vida sexual de las parejas que conviven hace unos años, la rutina suele ser el fantasma que más se repite. Ya sea por prejuicios, mitos, miedos o por ocupar roles rígidos dentro de la pareja, la vida sexual suele ser el área principal en donde aparecen las quejas. A veces éstas no son expresadas verbalmente y aparecen representadas por alguna disfunción sexual como, por ejemplo, el deseo sexual inhibido, la dificultad para lograr una erección, la anorgasmia, etc. A pesar del velo de liberación sexual, la rutina sigue siendo “la piedra” con la que la mayoría tropieza.
Debes de diferenciar si estas aburrida o insatisfecha. Has que detectar que es lo que te aburre y porque. Pregúntate qué función y qué lugar ocupa esa rutina en tu vidas. ¿Nos da seguridad, así mantenemos el control, por costumbre, para poder seguir con la queja, para no decepcionar a otros?