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Agencias/El Nacional

Una ola de disturbios desenfrenada tuvo lugar en Pakistán, tras la ejecución de Mumtaz Qadri, asesino confeso del gobernador de la provincia de Punjab, Salman Taseer, por su oposición a las polémicas leyes de blasfemia.

Cientos de manifestantes quemaron neumáticos, destrozaron comercios y se enfrentaron con la policía de Islamabad y las ciudades de Karachi, Lahore y Rawalpindi, luego de que se manifestaron en contra de la ejecución de Qadri, a quien era considerado como el “héroe del Islam”.

Qadri fue ejecutado la madrugada de este martes, en la cárcel de Adiala, en Rawalpindi, cerca de Islamabad.

Una vez pública la noticia de su ejecución, sus partidarios salieron a las calles de la capital sureña Karachi, done bloquearon carreteras para seguir el recorrido de la ambulancia que transportaba el cadáver del asesino confeso.

Tras recorrer la ciudad, la comitiva llegó al parque Liaqat Bagh, donde el ataúd de Qadri fue depositado en un pequeño altar, mientras los presentes entonaban rezos funerarios. Pese a las multitudes presentes, el funeral no fue transmitido por canales de televisión paquistaníes, debido a la prohibición emitida por la Autoridad Reguladora de los Medios Electrónicos, que advirtió sobre posibles actos de violencia.

Sin embargo, luego de los funerales, algunos manifestantes agredieron a los policías, quemaron neumáticos y provocador destrozos en autos estacionados, mercados y otros comercios de Islamabad y Rawalpindi, donde fueron atacadas también comunidades cristianas.

Salman Taseer, miembro de la minorías cristiana en Pakistán, fue asesinado en 2011 por oponerse a las leyes de blasfemia y defender a Asia Bibi, una cristiana condenada a la pena capital por blasfemia y quien espera en el corredor de la muerte.