Redacción / El Nacional
A la llegada del Sumo Pontífice a la ciudad de Guayaquil, el alcalde de la ciudad ecuatoriana, Jaime Nebot, entregó al papa Francisco las llaves de la ciudad, diseñada con un topacio, perlas, oro y plata. Nebot y el canciller Ricardo Patiño recibieron al papa en el aeropuerto.
A las afueras, miles de personas gritaban “¡Francisco, Francisco!”. En Guayaquil el papa visitará el santuario de la Divina Misericordia y luego irá al parque Samanes para oficiar una misa masiva.
Esperaban miles la llegada del Papa
Decenas de miles de fieles ecuatorianos se congregaban este lunes para ver al Papa Francisco en la ciudad costera de Guayaquil, donde muchos pasaron la noche acampando, cantando y orando a la espera de la primera misa multitudinaria del sumo pontífice en su gira por Sudamérica.
Después de su llegada de ayer domingo a la capital ecuatoriana, Francisco, de 78 años, partió este lunes hacia Guayaquil, en donde visitará el santuario de la Divina Misericordia antes de celebrar la misa y después se reunirá con sus colegas jesuitas.
Los fieles han hecho largos peregrinajes desde diferentes puntos del país aprovisionados de alimentos, agua, colchones y mantas para participar de la ceremonia que encabezará el Papa nacido en Argentina y a la que autoridades esperan asista un millón de personas.
Familias enteras, personas con capacidades especiales, niños y ancianos siguen llegando al parque Samanes, al norte de Guayaquil, con la esperanza de recibir la bendición del Papa.
“He venido a este encuentro espiritual y a pedir que el Papa me sane porque tengo cáncer, yo sé que con la gracia de Dios estoy aquí”, ha contado Franklin Borbor, de 48 años, quien pese a su enfermedad viajó por más de cinco horas para ocupar un lugar en el parque.