La nueva ministra de Sanidad española, Carolina Darias, asume desde hoy el reto de gestionar la imparable tercera ola del coronavirus, mientras el ministro de Política Territorial, Miquel Iceta, deberá ocuparse de la situación que se abra en Cataluña tras las elecciones regionales del próximo mes.

La llegada de Darias a Sanidad y de Iceta a Política Territorial y Función Pública es fruto de la pequeña remodelación que realizó ayer el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras la salida del anterior responsable de Sanidad, Salvador Illa, que se presenta como candidato socialista a las elecciones regionales de Cataluña el próximo 14 de febrero.

Darias, como antigua ministra de Administración Territorial, conoce bien la situación de la pandemia en España por sus relaciones con las comunidades autónomas, encargadas de gestionar la Sanidad en sus territorios, ya que asistía a las reuniones gubernamentales relacionadas con el COVID-19.

Ambos ministros continuarán con lo que Sánchez llamó “cogobernanza”, cuando el pasado mes de mayo, tras frenar a la primera hora de coronavirus, apostó por que las Comunidades Autónomas, muy críticas hasta entonces por la gestión centralizada de la pandemia, asumieran las competencias en esta materia, aunque en coordinación con el Ejecutivo español.

Esta política ha sido muy criticada por la oposición conservadora, que considera que debe haber criterios comunes en toda España y no diecisiete maneras de afrontar la pandemia, en referencia al número de comunidades autónomas que componen el Estado.

Objetivo: frenar la pandemia junto con las regiones

Carolina Darias, en su toma de posesión como ministra de Sanidad afirmó hoy que “el objetivo urgente y prioritario es frenar el virus desde la cogobernanza” y anunció que continuará con “la senda trazada” por su predecesor, Salvador Illa, con el refuerzo de “la cooperación y las decisiones compartidas” con las regiones.

La nueva ministra, quien anunció que el equipo de Illa será “mi equipo”, apuntó que el nuevo esfuerzo colectivo está también en el proceso de vacunación, al que calificó como “largo y complejo”.