La noche del viernes en el Auditorio Cumbres ocurrió la magia de padre e hija sobre el escenario, Erik y Mía Rubín se hicieron presentes frente a un público regio dispuestos a deleitar un poco sus oídos con buena música y ambiente.

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El show inició minutos antes de las 11 de la noche, con un Auditorio abarrotado de espectadores que esperaban ansiosos la llegada del ex-Timbiriche al espléndido escenario, quién arribó con toda la energía a interpretar uno de sus éxitos más grandes: “No Para de Llover”.

Posteriormente Erik dio pie a su hija mayor Mía, quien acaba de cumplir 18 años el pasado 22 de abril, se presentó junto a su padre con el esperado show “Raíces” donde comparten el escenario.

A la llegada de Mía, ambos entonaron la canción “Cada Beso” inundando de música el ambiente ya de por sí encendido de la gran audiencia que se encontraba presenciando el espectáculo.

Conforme avanzaba el show, ambos cantantes se dieron tiempo para entonar temas en solitario y en conjunto, dando las gracias en todo momento al público regiomontano que se dio cita en el recinto que recién abrió sus puertas luego de 9 años.

Tanto Mía como Erik se despidieron muy contentos del escenario, sabiendo que habían logrado conectar con su público luego de poco más de hora y media de espectáculo.