Criminalidad en alza, apartamentos y tiendas vacías, personas sin hogar omnipresentes en las calles, Nueva York llega al 19º aniversario de los atentados del 11 de septiembre de 2001 este viernes sumida en una profunda crisis, escenario de una batalla política al aproximarse la elección presidencial en Estados Unidos.
A pesar de la pandemia, la mayor metrópolis estadounidense ha mantenido su homenaje anual a los cerca de 3 mil muertos en los atentados más sangrientos de la historia, con varios minutos de silencio a la hora en que los aviones secuestrados por yihadistas se estrellaron contra las Torres Gemelas y las derribaron.
Esta vez los familiares de las víctimas grabaron sus declaraciones, en vez de pronunciarlas en vivo, aunque podrán encontrarse —con máscaras y respetando el distanciamiento social— en el memorial de “Ground Zero”, el sitio donde antes se erigían las Torres, y cuyo museo abrirá el viernes por primera vez desde marzo.
Diecinueve años después, el 11 de septiembre sigue siendo sinónimo del heroísmo de los neoyorquinos frente a la adversidad. Las autoridades aseguran que fue debido a esta resiliencia que la ciudad logró hace más de un mes controlar el coronavirus que mató en ella a 23 mil personas y reducir la tasa de infección a menos de 1 por ciento.
Pero todos subrayan —el gobernador Andrew Cuomo incluido— que esta legendaria resiliencia se ve sometida ahora a una prueba de fuego debido a los “efectos secundarios” de la pandemia, económicos y sociales.