Héctor Domínguez /El Nacional
En partido reprogramado de la Jornada 14 del Apertura 2015, Atlas y Guadalajara juegan una edición más del Clásico Tapatío. En la cancha del estadio Jalisco no habrá otra razón para triunfar que no sea la inherente al juego: vencer a un oponente, por el simple placer de hacerlo.
En la fecha original en la que se iba a celebrar esta batalla, tanto Atlas como Chivas estaban fuera de zona de Liguilla pero con oportunidad y esperanza importante de acceder a ella. Dos partidos se jugaron tras el aplazamiento del partido y los Rojinegros no sumaron punto alguno, mientras que los Rojiblancos solo cosecharon uno.
Así el panorama actual de la clasificación indica que los Zorros están eliminados y el Rebaño añora por mala fortuna para cinco equipos y perfección pura en sus dos compromisos restantes para poder jugar la Liguilla; este último, un escenario en extremo complicado.
A esta pasional cita, Atlas llega herido, pues en el estreno en el banquillo zorro del ‘Misionero’ Castillo, mordió el polvo, tres goles a dos, en casa, ante Chiapas. No solo el resultado fue doloroso; de igual forma, la manera en la que este se gestó.
En par de ocasiones, los Rojinegros tuvieron la ventaja en el marcador y simplemente no pudieron conservarla, hasta permitirle a Jaguares fabricar una voltereta voraz. De nueva cuenta, la defensa tapatía hizo agua y su barco terminó por naufragar.
Por su parte Guadalajara, aunque celebró la consecución de la Copa Corona MX a media semana, no pudo ganar en Liga por cuarto juego consecutivo. Visitó a Dorados y fue acribillado en las postrimerías del partido, en una jugada a balón parado.
De nueva cuenta, Chivas no se afianzó totalmente en el campo. Las modificaciones de Matías Almeyda a sus primeras alineaciones, las que le dieron cuatro triunfos en fila, han desestabilizado el funcionamiento colectivo de los Rojiblancos. Desperfecto, o novatada, que están pagando muy caro en el Apertura 2015.
A pesar de ya no jugarse nada, prácticamente, a nivel trascendencia en el torneo, Atlas y Guadalajara pueden demostrar que la magia del balón es encender pasiones por el puro hecho de verlo rodar. Al final, el orgullo y apoyo de su fanaticada es lo que los ha impulsado hasta donde estan; y es justo lo ‘único’ que deben defender a muerte en este Clásico Tapatío chapado a la antigua.